El Pedido de Rut | Serie Rut - Parte 9

Rut y Noemí
"Tenía Noemí un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz. 2 Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallaré gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía."
Noemí y Rut llegaron a Belén "al comienzo de la siega de la cebada" (Rt. 1:22). No sabemos si eso fue a propósito; es decir, si Noemí planeó el viaje para coincidir con el tiempo de la cosecha. Lo que sí es claro es que su llegada en ese tiempo no fue una casualidad. Sin que se dieran cuenta, Dios estaba obrando en Su soberanía para manifestar su gracia y misericordia tanto a Noemí como a Rut. Como veremos en este capítulo, Dios estaba por hacer cosas sorprendentes.

En el primer versículo, el autor del libro nos informa que Noemí tenía "un pariente... el cual se llamaba Booz". Era un "hombre rico de la familia de Elimelec". Hay tres detalles que debemos notar que se irán desarrollando en el resto del libro:

1. Booz era un familiar de Noemí ("un pariente"). Mientras vivía en Moab, Noemí estaba rodeada de extraños quienes no hicieron nada para ayudarla, ni los familiares de sus nueras. Sin embargo, en Belén ella tenía familiares a quien podía apelar en busca de apoyo.

Como creyentes, muchas veces no podemos confiar en nuestras familias carnales y descubrimos que es hermoso ser parte de una familia espiritual, la Iglesia. Cuántas veces hallamos en ella ayuda y apoyo en momentos de necesidad cuando nadie más quiere ayudarnos. Por eso, nunca debemos alejarnos de la Iglesia.

2. Booz era un familiar de parte de Elimelec. Como veremos en este capítulo eso trajo un mayor privilegio, porque Noemí se benefició de la ley del pariente cercano que generalmente funcionaba por el lado de la familia del esposo.

A veces somos culpables de menospreciar la ley de Dios, pensando que es algo negativo. Sin embargo, en este caso la ley del pariente cercano era parte de la misericordia de Dios para con Su pueblo. Eso nos enseña que la ley de Dios es una manifestación de Su gracia y sabiduría no de Su ira o maldad. Por lo tanto, debemos valorar la ley de Dios y no menospreciar la ley diciendo cosas como "no estoy bajo la ley, sino bajo la gracia".

Dios estaba obrando en Su soberanía para manifestar su gracia y misericordia.

3. Booz era un hombre rico. El texto original en hebreo significa, "un hombre poderoso en riqueza". Booz no sólo tenía dinero, sino que ejercía influencia en la sociedad. A la luz de ese detalle uno se pregunta, ¿por qué Elimelec no pidió ayuda a Booz en vez de irse a la tierra de Moab? ¿Habrá sido por su orgullo?

A veces sufrimos innecesariamente, porque la ayuda necesaria está a nuestro alcance y solo necesitamos abrir nuestros ojos para ver el oportuno socorro y evitar tomar decisiones equivocadas.

Luego de estar en Belén varios días, Rut le dijo a Noemí: "Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallaré gracia" (v.2). Vemos aquí la responsabilidad de Rut. Ella no se quedó en la casa con los brazos cruzados, sino que pensó en qué podía hacer y se propuso dedicarse a trabajar. No había mucho que podía hacer, pero por lo menos era capaz de recoger espigas en los campos de cosecha. El comportamiento de Rut demostró dos buenas cualidades:

1. Se había cerciorado de que la ley de Dios otorgaba permiso a ciertas personas, entre ellas, a los pobres y extranjeros, el derecho de recoger espigas durante el tiempo de la cosecha (Lv. 19:9-10). Habiendo dicho que aceptaría a Jehová como su Dios (Rt. 1:16b), Rut ya estaba aprendiendo a leer o a escuchar Su Palabra, y no sólo escucharla sino ponerla por obra. A pesar de ser moabita, Rut valoró la ley de Dios más que muchos judíos.

2. Ella estaba dispuesta a reconocer su posición como una persona pobre y a salir a recoger espigas con otras personas necesitadas. No lo hizo por sí misma sino por Noemí. Podía ver su aflicción y tristeza, y se dio cuenta que en su estado de desaliento espiritual y emocional Noemí no era capaz de hacer nada, así que le tocaba a Rut hacerlo, aun si eso exigía aceptar su condición de pobreza material.

Dios es soberano, pero Su soberanía no anula nuestra responsabilidad. No se trataba de quedarse en la casa esperando que Dios hiciera algo por ayudarlas, sino que Rut tenía que hacer algo y ella asumió la responsabilidad de hacerlo. Muchas veces perdemos la bendición de Dios, no porque Dios no quiere o no puede bendecirnos, sino porque no estamos asumiendo nuestra responsabilidad en el asunto. Así que preguntémonos: ¿habrá algo que debemos hacer en estos días para recibir la bendición de Dios que no lo estamos haciendo? Pidamos a Dios que nos dé la gracia necesaria para levantarnos del letargo espiritual y poner por obra lo que Dios nos manda hacer para así recibir Su bendición en nuestras vidas.

Fuente: Publicado originalmente por Grupo Editorial PleromaDabar con el título La Novia de Cristo Comentario Bíblico sobre el libro de Rut © 2018 por Alex Donnelly.

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