¿Imaginas cómo sería perder tu libertad por complacer a la carne? Hay un pecado en tu vida contra el que solías pelear, pero como has sufrido tantas derrotas, prefieres hacer una tregua. Finalmente has aprendido a vivir con este pecado.
Así lo justificas en tu mente. Después de todo, Jesús ha perdonado tus pecados y tu destino no depende de tus obras. Pero Jesús dijo: "todo el que comete pecado es esclavo del pecado" (Juan 8:34). Al darle una tregua al pecado, estás comprometiendo tu libertad en Cristo.
Escucha la palabra de Dios para ti hoy: no usen la libertad como pretexto para la carne». Tienes que romper la tregua. Tienes que decirte a ti mismo: «Esto es un pecado; es ofensivo para Dios y es destructivo para mí. No voy a permitirme ser arrastrado de nuevo a la esclavitud. No complaceré a la carne, viviré por el Espíritu».
Cuando rompas la tregua con el pecado, Satanás te dirá: «No puedes hacerlo, eres un esclavo». Y, por fe, le responderás: «Sí, una vez fui un esclavo, pero ahora, por la gracia de Dios, soy un hijo».