¿Puedo repartir mi diezmo entre mi iglesia y otro ministerio? ¿Son requeridos los diezmos? | John Piper

¿Puedo repartir mi diezmo entre mi iglesia y otro ministerio? ¿Son requeridos los diezmos? | John Piper

Nota del editor: esta es la respuesta a una de las diferentes preguntas que los oyentes del pódcast Ask Pastor John le hacen al pastor John Piper.


Una pregunta de la bandeja de entrada: «pastor John, cuando se trata de dar el 10 % de mis ingresos a la iglesia —mi diezmo—, puedo repartir el dinero y dar, por ejemplo, el 5 % a mi iglesia y el 5 % a un ministerio cristiano sin fines de lucro?». ¿Qué dirías sobre repartir el diezmo?

Supongo que algunos de nuestros oyentes, tan pronto como escuchen esta pregunta, dirán «¿comparto siquiera la suposición de que los cristianos deben diezmar?». Así que permíteme comenzar por ahí.

¿SON REQUERIDOS LOS DIEZMOS?

No, el diezmo —el 10 % de tu ingreso— no es un «deber» en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento pone la vida del cristiano en un nuevo plano, que es diferente a la ley del Antiguo Testamento.

Pablo dijo en Romanos 7:6: «Pero ahora hemos quedado libres de la ley, habiendo muerto a lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del Espíritu y no en el arcaísmo de la letra». Entonces, por ejemplo, cuando Pablo dio instrucciones sobre cómo debemos dar, nunca nos instruyó a apartar el diezmo. Él dice cosas como: «cada uno de ustedes aparte y guarde según haya prosperado» (1Co 16:2).

Luego dice en 2 Corintios 8:3 que deberíamos dar de acuerdo a nuestros medios: «Porque yo testifico que según sus posibilidades, y aun más allá de sus posibilidades, dieron de su propia voluntad».

En 2 Corintios 9:6-7, describe la dádiva en la que Dios se deleita: «Pero esto digo: el que siembra escasamente, escasamente también segará; y el que siembra abundantemente, abundantemente también segará. Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría».

El punto no es que nos rijamos por porcentajes. Estos no son exigidos. Más bien, deberíamos ser gobernados por una abundante generosidad sacrificial que se desborda libre y gozosamente.

EL ROBO DE LA CLASE MEDIA

A menudo, le he dicho a mi gente a lo largo de los años que la clase media americana que solo ofrenda el 10 % probablemente le está robando a Dios. En otras palabras, nos hemos acostumbrado tanto a nuestra prosperidad occidental y a su estilo de vida, que creemos que el 5 % o el 10 % es generoso.

Espero que quede claro cuando digo que diezmar no es un «deber» —no es una regla del Nuevo Testamento— y que estoy diciendo algo como esto: supongamos que un entrenador de fútbol no le dice a su equipo de alumnos de secundaria: «todo el mundo debe levantarse a las 5:00 cada mañana y correr cuatro kilómetros para estar en forma con el fin de que el equipo llegue a su máxima efectividad». Pero en lugar de eso, el entrenador dice: «quiero que amen este deporte con todo su corazón y quiero que den todo lo que tienen esta temporada. Quiero que busquen la máxima excelencia y que sirvan a este equipo para que sea el mejor equipo que puede llegar a ser».

Ahora, ¿cuál de estas dos maneras de hablarle al equipo establece el estándar más alto? La segunda manera no viene con reglas. La primera, sí. Levantarse a las 5:00 cada mañana. Cuatro kilómetros. Suena bastante riguroso. Pero creo que la segunda frase del entrenador establece el estándar más alto. Él toca el corazón de los miembros del equipo. Si alguno de ellos usa la ausencia de reglas para justificar su tibia lealtad al equipo, simplemente no está siguiendo el corazón del entrenador. Y así es también el dar en la iglesia.

ABUNDANCIA AL DAR

Ahora, habiendo dicho todo esto, el escenario debería estar listo para responder esta pregunta: cuando damos nuestros recursos para sostener la causa del Evangelio, ¿Dios requiere que un cierto porcentaje vaya a la iglesia local? Por supuesto, ahora con base en todo lo que hemos visto, la respuesta es no. La cuestión no se decide basándose en reglas y porcentajes. Lo que va a determinar una respuesta es cuán grande es tu corazón, la centralidad bíblica de la iglesia local y el maravilloso valor de otros ministerios.

Sí, creo que la iglesia local tiene un lugar especial y único en el plan de Dios y, por ende, un derecho especial sobre la generosidad de su congregación. Otros tipos de ministerios son maravillosos y quiero que todos florezcan. Estoy involucrado en algunos. Sin embargo, la única institución en el mundo que está claramente enraizada en el Nuevo Testamento y en el Evangelio es la iglesia local. Si esta institución falla, todos los otros ministerios se vuelven ineficaces. De hecho, si la iglesia falla, todos los otros ministerios se vuelven antibíblicos. La iglesia local es el semillero de todos los demás ministerios. La iglesia es el lugar donde los participantes de esos ministerios encuentran su alimento y la expresión bíblica de su adoración corporativa.

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