La necesidad de una cosmovisión bíblica | Joselo Mercado

Los seres humanos vivimos sumergidos en ideas de nuestra cultura de las que solemos ser poco conscientes. Las ideas forman y dirigen la manera en que pensamos, decidimos y actuamos. Pero ¿de dónde salen esas ideas? ¿Vienen de la Palabra de Dios o de este mundo?

Es evidente que en los últimos años, diversas corrientes filosóficas abiertamente contrarias a la Biblia han ganado terreno en la cultura y en las instituciones sociales. Sus ideas tienen un gran impacto en áreas como la política, la economía, la educación, la ciencia y muchas más. Vivimos en un mundo que ofrece ideas completamente hostiles a los principios bíblicos, pero lo más doloroso es que muchas veces no advertimos cuando las abrazamos.

Por ejemplo, si tomas un grupo de los cristianos que asisten a la iglesia con regularidad y que buscan basar su fe en la Biblia, y les preguntas si apoyan la agenda de la ideologia de género, estoy convencido de que todas las respuestas serán negativas. Sin embargo, ¿por qué da la impresión de que la iglesia pierde terreno en el debate al respecto y cada vez más jóvenes cristianos son cautivados por esta filosofía? Considero que esto se debe en parte a que, aunque rechazamos lo más evidente de esta ideología, hemos asimilado el núcleo de su mensaje.

Parte del argumento de la ideología de género está relacionado con la exaltación de la autonomía individual; cada uno puede decidir con absoluta libertad cuál es su identidad sexual. Pero ese individualismo exacerbado también está detrás de otros eslóganes engañosos de la cultura que hemos aceptado sin cuestionar demasiado, como persigue tus sueños» o «sigue tu corazón». Muchos padres cristianos incluso enseñan a sus hijos a que identifiquen algo que les apasiona y se dediquen a eso para sentirse realizados, como si no hubieran más cuestiones para considerar al respecto. Es decir, que elijan un oficio o una carrera que los haga felices, sin tomar en cuenta principios bíblicos, como el mandato de Dios a los seres humanos de subyugar la tierra y la importancia de servir a los demás y contribuir al beneficio de la comunidad.

Si los cristianos criamos a nuestros hijos transmitiéndoles la idea de que el mundo gira en torno a ellos y que pueden tomar decisiones basados solo en su felicidad individual, entonces no debemos sorprendernos si alguno termina diciendo: «Tengo el cuerpo de un hombre, pero lo que me hace feliz es ser mujer. Después de todo, esa sería la cosmovisión que les hemos dado, que la felicidad personal es el máximo parámetro para tomar decisiones.

Sospecho que este tipo de contradicciones está intimamente relacionado con el hecho de que la mayoría de los cristianos entiende el evangelio como un concepto simple asociado a un evento puntual (recibir a Jesús y ser salvo), pero no de manera integral. La verdad es que el evangelio no solo nos asegura ir al cielo después de la muerte, sino que también debe dirigir e informar nuestros pasos en cada área de la vida.

Como cristianos, los principios que lideran nuestras prioridades y decisiones deben surgir de la Palabra de Dios. Las ideas que dirigen nuestros pasos, nuestra «filosofia de vida», deben ser extraídas de las Escrituras. Debemos tener una cosmovisión bíblica.

Conocer a Cristo

En su carta a la iglesia de Colosas, el apóstol Pablo alienta a los cristianos a no dejarse engañar por filosofias falsas (Col 2:1-4). Es como si dijera: «No permitan que otras cosmovisiones los confundan». De acuerdo a las palabras de Pablo, la manera de ser libres de las mentiras es creciendo en sabiduría y en conocimiento del evangelio. Somos protegidos del engaño cuando maduramos en nuestro conocimiento certero de Cristo.

Uno de los problemas del cristianismo actual es que hemos reducido la fe en Dios a una emoción personal y, de esa manera, hemos descuidado la importancia de fundamentar nuestras convicciones en las verdades bíblicas, Es cierto que el cristianismo no es solo conocimiento, pues necesitamos el poder del Espiritu Santo que aplica Sus verdades en nuestros corazones. Pero nada de esto elimina el hecho de que, en el estudio de la Palabra de Dios, se requiere esfuerzo y diligencia de nuestra parte.

Es una lástima que nos hayamos hecho expertos en muchos temas productividad laboral, política. internacional, teorías económicas equipos de fútbol. No son cosas malas; sin embargo, muchos cristianos permanecen ignorantes a las doctrinas más esenciales de las Escrituras. Ese desconocimiento de la Palabra de Dios ha provocado que no tengamos una cosmovisión biblical sõlida y firme, capaz de guiarnos a tomar decisiones que protejan nuestras familias, iglesias locales y comunidades.

La iglesia actual enfrenta un gran desafío: recuperar la centralidad de la Palabra de Dios. Necesitamos nutrirnos con el alimento sólido de la Biblia para formar una cosmovisión cristiana robusta, capaz de discernir el bien y el mal (He 5:11-14). Debemos crecer en el conocimiento y el deleite de la gloria de Cristo en la Escritura. Solo asi nuestra cosmovisión y nuestras vidas estarán fundamentadas en Jesús.

Debemos morir a nuestras opiniones y a las filosofías de este mundo, y vivir sometidos a la Palabra de Dios. Ese será el comienzo de una cosmovisión biblica.

Extraído del libro La Biblia en el centro: Cómo exaltar la Palabra de Dios en tu vida, familia e iglesia.

Sobre el autor

José Joselo» Mercado.

Es miembro del concilio de Coalición por el Evangelio. Es el pastor principal de la Iglesia Gracia Soberana en Gaithersburg, Maryland. Ha escrito varios libros y posee una Maestria en Artes en Estudios Teológicos del Southern Baptist Theological Seminary.

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