Lección 1 - La importancia de la pneumatología - Pneumatología



Desde el cristiano principiante hasta el teólogo consumado, pueden considerar la importancia que la Biblia concede, de principio a fin, al actuar del Espíritu Santo. En esa proporción debiera dársele importancia al estudio sistemático, bíblico y vivencial sobre el Espíritu Santo; la realidad es otra. Jochen pone en evidencia la indiferencia arrastrada de siglos hacia la importancia del Espíritu Santo: "Hace todavía treinta años lo adecuado sería calificar la situación con un negativo; el Espíritu Santo apenas desempeñaba algún papel en la experiencia, el pensamiento y la vida, por lo menos del mundo cristiano occidental". Agrega que el interés sobre este tema es muy reciente: "Esta situación ha cambiado radicalmente, hasta tal punto que debemos describirla en dos etapas: consideraremos en primer lugar, el mencionado olvido del Espiritu como un antecedente, en segundo lugar, el redescubrimiento del Espíritu Santo, que entretanto está produciendo sus primeros frutos". Moltmann reafirma la existencia de estas dos etapas, la del olvido y la del redescubrimiento que se miden por el aumento de la literatura sobre el Espíritu Santo: "Hace unos veinte años se solía empezar los trabajos el Espíritu Santo con un lamento sobre el actual olvido del sobre Espiritu en general y sobre todo en la teología evangélica... con esa crítica a la teología del momento se inició un verdadero aluvión de escritos sobre el Espíritu Santo y su obra específica". Aquí cabe la pregunta ¿por qué se le restó la importancia merecida por casi dos mil años a la doctrina del Espíritu Santo en la historia de la teología? ¿Qué factores influyeron para que se ignorara con bastedad? Y ¿Por qué ese interés creciente en los ámbitos teológicos? Creo que las respuestas darían para escribir otro libro. El punto aqui es que de pronto en las recientes décadas hay un interés en recuperar lo perdido por causa del olvido del Espiritu en los ámbitos teológicos, académicos tradicionales en los que no se ha creido en lo esencial y sobrenatural de la acción pneumatológica, ello demuestra el reconocimiento de las lagunas pneumatológicas a lo largo de todo este tiempo.

Por otro lado, durante casi siglo y medio en los ambientes pentecostales clásicos y más de medio siglo en los movimientos neopentecostales, si se ha creido, vivido y enseñado la importancia del Espíritu Santo, aunque no han reflexionado teológicamente desde sus comienzos. Ante esas contradicciones y largos descuidos pneumatológicos creo que es necesario puntualizar por qué es muy importante la pneumatología.

Pienso que la pneumatología es transcendental porque el mover del Espíritu Santo está presente desde el principio de la creación y lo estará hasta la consumación del reino de Dios en la nueva creación de todas las cosas. Se ha movido en una dimensión creadora, vivificadora y escatológica. Se ha manifestado en toda la historia de la salvación descrita en el primer testamento y con mayor énfasis en los tiempos del segundo testamento. La importancia es tal, que el Cristo resucitado, antes de ascender a la gloria, dio mandamientos divinos por medio del Espíritu Santo (Hch. 1:2b); mandamientos semejantes, en relevancia, a los mandamientos de Dios dados con anterioridad.


La pneumatología es esencial porque la obra de Cristo no se hace realidad sin la obra del Espíritu Santo, pero también la obra del Espíritu precede a la vida y obra de Cristo en el ministerio terrenal en su participación en la creación como se ha indicado. Lo distintivo es que también la sobrepasa en el tiempo cronos, pues, el Espíritu Santo es el paráclito que se ha quedado para habitar en la Iglesia y acompañarla en todo su peregrinaje aquí en la tierra, hasta la segunda venida de Cristo.


La pneumatología es importante, además, a causa de que el Espíritu Santo administra a la Iglesia. La organización de la Iglesia, la vida espiritual, la misión, surgieron por el nuevo régimen del Espiritu, no fue por determinación de los propios discípulos o por la voluntad de hombre. Ellos se dejaron guiar por la administración del Espiritu en todo y obedecieron con diligencia lo que el Espiritu indicaba (Hch 1,12-2,47) Un ejemplo: en una reunión de ayuno y oración de profetas y maestros en la Iglesia de Antioquía, mientras estos adoraban al Señor el Espiritu Santo

dijo "Apártenme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado... entonces les 13:2-3). impusieron las manos y los despidieron" (Hch.


La relevancia del Espiritu Santo se evidencia igualmente en la administración de los problemas que surgieron en la Iglesia del principio. Algunos hermanos de Judea transportaron una falsa enseñanza a la Iglesia de Antioquía. Empujados por su legalismo exigieron que aceptaran una enseñanza mezcla de ley mosaica y evangelio: "A menos que ustedes se circunciden conforme a la tradición de Moisés, no pueden ser salvos" (Hch. 15:1b). Los creyentes fariseos insistieron: "Entonces intervinieron algunos creyentes que pertenecían a la secta de los fariseos y afirmaron: "Es necesario circuncidar a los gentiles y exigirles que obedezcan la ley de Moisés" (Hch. 15:5). Los apóstoles, ancianos y otros dirigentes de la Iglesia se reunieron en Jerusalén para ventilar el problema doctrinal. Llegaron a una conclusión sorprendente dirigida por el Espíritu: "El Espiritu Santo y nosotros consideramos que no deben tener ninguna otra obligación aparte de estas: no coman nada que haya sido ofrecido a los idolos. Tampoco prueben sangre. Ni coman carne de animales que hayan sido estrangulados. No cometan ninguna clase de pecado sexual (Hch. 15:28-29 PDT). El Espíritu Santo selló la separación del cristianismo de las sectas judías con esa resolución. La fe cristiana no es judaísmo.


La pneumatología es significativa porque el Espiritu Santo conduce la historia de la Iglesia. Es lo que prueba el médico e historiador Lucas en el libro de Hechos. Es claro que es un tiempo corto, pero suficiente para enseñarnos que la Iglesia es dirigida por la fuerza del Espíritu por mandato divino. Nos sirve de ejemplo para que los cristianos comprendamos que el Espíritu sigue guiando la Iglesia hasta hoy, porque esta ha sido participe de la historia real de hechos espirituales que siguen aconteciendo aquí en la tierra hasta la segunda venida de Cristo. Es verdad que durante el recorrido histórico de dos milenios han ocurrido desvíos morales, espirituales, bíblicos y teológicos, en ciertos sectores de la Iglesia, pero siempre hay un remanente que se deja guiar, enseñar y revestir por el Espíritu.


Lo mismo sucede en cuanto a la misión de la Iglesia, pues sin el papel relevante del Espíritu hubiese sido imposible el haberla realizado durante más de dos milenios. La proclamación, el discipulado, la evangelización, la enseñanza, el testimonio, la koinonia, las sanidades divinas, las expulsiones demoníacas, el servicio de misericordia y de ayuda a los necesitados, no serían posibles sin el poder y la acción del Espíritu Santo. Es más, el amor de Dios y la gracia de Jesucristo pueden

ser aplicadas a las vidas de los cristianos y extenderse a los incrédulos solo por el poder del Espíritu. La importancia de la conducción, por el Espíritu, de esas distintas partes de la misión de la Iglesia se puede demostrar en cada una de ellas. Comparto un ejemplo en el área de la evangelización, en el pasaje bíblico conocido como "Felipe y el etiope". Al leerlo con detenimiento se observa que el Espíritu Santo manifiesta guía y dirige a donde hay necesidad específica de evangelizar, no es una iniciativa propia donde el evangelista quiera llevar el mensaje¹2. Al mismo tiempo el Espíritu Santo imparte poder para que el reino de Dios avance, para que la Iglesia testifique hasta lo último de la tierra y hasta los tiempos finales previos a la segunda venida.


En la misma linea de importancia de la pneumatología, se observa en las Escrituras la relevancia del actuar del Espíritu en la Palabra. Es innegable. La Palabra viva se hizo carne en Jesús de Nazaret, quien fue engendrado por obra del Espiritu; el mensaje vivo de la vida de Jesús y su predicación no serian recibidas si no interviene el Espíritu: "Nadie puede Ilamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo" (1 Co. 12:3); la Palabra escrita, la Biblia, fue inspirada por el Espiritu: " entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traida por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espiritu Santo" (2 P. 1:20-21); y la Palabra predicada no es entendida si no media el Espíritu: "El Espíritu Santo les enseña todas las cosas y él, que es la Verdad, no miente. Asi que, tal como él les ha enseñado, vivan en Cristo (1 Jn. 2:27).


Una de las realidades más importantes del Espíritu Santo es su inefable acción de habitar en los cuerpos de todos los creyentes de la Iglesia de Cristo, por ello, con mayor propiedad se le encomendó la tarea de cuidar, guiar, dirigir, defender, acompañar a la Iglesia en todo su peregrinaje aquí en la tierra que ya lleva más de dos mil años. Sin la bienaventurada acción del Espíritu la Iglesia no estuviera viva hoy.


La pneumatología es esencial, en cuanto que no se puede desligar su presencia desde la creación, el plan y su desarrollo histórico, la salvación, y de la administración de la Iglesia y su misión, su teologia, su historia. El Espíritu reviste de poder, sella a los creyentes, los incorpora al cuerpo de Cristo, reparte los dones, redarguye de justicia, de pecado y

prepara todo para que el reino de Dios llegue a feliz término en la consumación de la nueva creación de todas las cosas.


Con justa razón algunos teólogos han propuesto que la pneumatología debiera ser el primer capitulo de los manuales de teologia dogmática o el primer tomo de las colecciones de tratados sobre la fe cristiana porque la pneumatología es un parámetro constante en toda la Escritura. Además, las experiencias del Espíritu que confirman el contenido de la revelación escrita, son razones para que la pneumatologia sea normativa en cuanto al testimonio del Antiguo y Nuevo Testamentos, porque el Espíritu ha orientado las perspectivas necesariamente nuevas a lo largo de la historia de la Iglesia hasta hoy.


En esa dirección primordial de la pneumatología, se trae a memoria el sueño de Karl Barth de una teología del tercer artículo del Credo, una teología del Espíritu, a la que él le dio relevancia durante los últimos meses de su vida. Barth se percató que esas reflexiones iban a tener repercusiones sobre la teología de los dos primeros artículos del Credo. Los primeros frutos aparecen ya en los esfuerzos en pro de una cristología pneumatológica y de una renovación del ¡Ven, Espiritu Creador! en la teología sobre la creación 13.

NOTA: El apóstol Pablo quiso evangelizar en ciertos lugares que le quedaban a la mano, pero el Espiritu se lo prohibió: "Pasaron por la región de Frigia y Galacia, habiendo sido impedidos por el Espiritu Santo de hablar la palabra en Asia, y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espiritu no se lo permitió" (Hch. 16:6-7). Es una muestra clara que el Espiritu es quien administra la evangelización y la misión de la Iglesia.

Fragmento extraído del libro El Espíritu Santo dador de vida y poder: Pneumatología Un enfoque interrogativo, Rigoberto M. Gálvez.

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